18 febrero 2008

¿Dónde están las llaves? Matarile-rile-rile...


Hay cosas particularmente llamativas de la ciudad de Granada. Voy a destacar una que me encuentro de camino a casa, diariamente.
Llega un momento en que escalando las sucesivas cuestas que tengo que superar hasta llegar a mi humilde morada (porque si algo aquí no falta son cuestas) llama la atención tantísmo anuncio de cerrajeros. Los publicistas, no sé si los propios interesados, dejan su pegatinas con sus números de teléfono. Llega un momento en que te das cuenta de que son de todos los colores y formas. De modo que no quiero llegar a pensar si me tuviera que decidir por uno -en caso de tener que usarlo- ¿qué debería hacer?.
Obviamente, y parece lo lógico, habría que probar a hacer la llamada de rigor a unos cuantos de ellos. Mayormente para, ya que tenemos la opción, comparar precios. Deduzco que cuanto más intempestiva sea la llamada, más caro será el servicio. A pesar de no haberlo utilizado, apuesto a que las tarifas son parecidas. Lo cual te pondrá en una diatriba algo incómoda, pues ¿a cuál eliges?. ¿Debo preguntar dónde se encuentra para ver cuál es el que tarda menos?
Una de las sospechas que más me corroen se centra en el hecho de que si hay tanta oferta es porque la demanda estará más o menos a la altura. Así pues, ¿quién diablos se dedica en esta ciudad a atascar cerraduras? Debe ser uno de los divertimentos más "cool" entre los locales. ¿O es que el propio gremio de cerrajeros controla su volumen de trabajo a base de perpetrar dichos contratiempos?
También existe otra posibilidad y es que el carácter de los ejemplares de la localidad sea tan olvidadizo que dejarse las llaves en casa sea algo así como "el pan nuestro de cada día".
Unas fotos para dejar constancia: