17 julio 2010

Stiches. La soledad es una amarga mordaza.


En un principio, la obra de David Small, Stitches (Una infancia muda), ha llegado a España con un premio bajo el brazo que lo acredita como el mejor cómic de 2009 gracias a ser el finalista del National Book Award a la mejor novela gráfica y toda la campaña de promoción de The New York Times como una de las obras más importantes de 2009.

Premios que también le llovieron en su momento a Fun Home, de Allison Bechdel. Comparaciones aparte, he de reseñar que a mí sí que me parece que la ironía y la acidez de la obra de Bechdel sí es digna merecedora de premios de ese calibre. Una obra tan accesible como amarga e irónica. Una de las virtudes que esa obra ostenta es la capacidad de significar tanto en cosas triviales y en oscuros secretos que, según el lector con el que se tope, le puede conferir diversos niveles de lectura.

En el caso de la obra de David Small es más complicado decir esto. La historia tiene lugar en Detroit, y el autor nos cuenta su vida (no sé si todavía he mencionado que se trata de una autobiografía) desde los ojos del pequeño David con 6 años. A sus ojos nos empieza a dar una serie de peripecias sobre cómo ha ido evolucionando y el porqué de su infancia. Así podemos contemplar cómo evoluciona un niño como el protagonista condicionado por el clima que lo envuelve y las condiciones en las que se desarrolla como persona.

Importa destacar que la ilustración es buena, aunque a veces un poco redundante y otras imprecisa. El soporte es bueno y, a pesar del grosor de la obra, se lee rápido y se entiende perfectamente porque evita complicaciones que enlacen de una manera complicada el texto y la ilustración.

El pequeño David irá descubriendo secretos familiares, secretos sobre sí mismo que le ocultan sus padres deliberadamente a la vez que andando el tiempo se convierte en sí mismo. Un niño que se queda sin voz y cuyo medio de expresión será la pintura y las artes gráficas en general. Una persona que crece sin amor por parte de aquellos que se supone deberían ser sus incondicionales y sale adelante.

Diferentes edades, tramos y experiencias que lo marcan, un padre ausente, una madre que oculta muchos secretos y traumas...

En definitiva, David no ha sido muy diferente a muchas personas que se pueden identificar con esta obra, pero sí ha sido uno de los pocos casos que podrían haberse resuelto con tanto éxito. Una joya sólo por eso...aunque podría haber dado para más.

Por amor a Neil

Mira que me lo olía cuando me dijeron que ya había sacado el nuevo disco Bang goes the Knighthood, un disco que hace el número diez de su carrera y con el que llega a explotar su vena crooner francés más que nunca, en el que exhibe con más rotundidad su voz pronfunda y viril en un hombre tan pequeño, pero TAN grande a la vez.

Es un cantante que aprendí a apreciar cuando aún no había despertado a una nueva ventana musical, aquella referida a los músicos que proponen ideas sin grandes recursos, propios de las megaestrellas a las que una abrasiva campaña de márketing le diseña su próximo éxico con todo el ánimo de lucro.

Absent friends y su grandilocuencia cedieron a algo mucho más tangible y terrenal como Victory for the comic muse, algo que desbrozó inevitablemente el camino para que ahora nos venga a sorprender con este nuevo álbum que se editó el día 31 de mayo y que cuanto más lo escucho más me gusta: Bang goes the knighthood.

He estado pisteando por internet y todas las reseñas que he leído insisten en comparar estos tres últimos álbumes y hacer un pequeño juego de palabras y referencias a canciones que adquieren sentido en su contexto y no interrelacionándolas azarosamente. Importa destacar las diferencias entre estos discos y, mientras unos ven una línea descendente, ascendente o constante en su trayectoria, yo veo una evolución clara. Una coherencia que abruma y un disco que recurre a lo que él ya domina y con las bazas que mejor juega para dar consistencia a un producto bonito, elaborado y para nada pretencioso (ésta quizás sea su mayor grandeza).

He escuchado el disco decenas de veces, solo y en mi coche. Me ha dado tiempo a aprender a tararear ciertas melodías y repetir versos de algunas canciones... Un disco que gana con el tiempo, que se vuelve ácido e irónico (At the indie disco) que habla del amor con contundencia (Have you ever been in love?) o que te hace visualizar fotograma a fotograma una posible historia (Neapolitan girl, Bang goes the knighthood o Assume the perpendicular).

Neil es grande y simboliza como pocos ese arte de hacer con lo mínimo lo máximo. No importa que no cope portadas, que no sea el favorito de muchos críticos, que no electrifique su música o se vuelva más frívolo... siempre será él, su voz y su "galofilia".

No sólo es esto, además hay un cd extra que nos premia con un concierto en La cité de la musique (2008) en el que hace versiones preciosas de "Amsterdam", "Poupee de Cire" o "Le copains d´abord". Sería maravilloso que te dejaras seducir por su voz y te perdieras sólo por un ratito en lo profundo que mana de su garganta.

Ray "on the road" (pero menos)


Hace tiempo que tenía pendiente este libro de Ray Loriga. He de reconocer que siempre me ha parecido un autor con más pose que talento... y lo sigo pensando. Leer Caídos del cielo no ha hecho más que confirmar mi "prejuiciosa" imagen, aunque he de reconocer que la obra tiene sus valores.

Que me forjara esa imagen frívola y falsa ha contribuido el hecho de que él mismo hiciera su propia película (arrogante y pretencioso), que la escribiera y la dirigiera para que, finalmente, derrochara mucho dinero consiguiendo una obra que sonroja por lo mediocre del resultado.

Un joven y una pistola, una chica "gustosamente secuestrada" y el narrador de todo esto: el hermano del chico de la pistola. La historia queda contada en diversas escalas narrativas. Cuenta lo que ha vivido junto a su hermano y justifica su carácter ante el lector, desgrana lo que vive invitado a diversos programas de televisión como estrella invitada que aporta información sobre el bello asesino que es el hermano (en plena huída en esos momentos). La información que va añadiendo la recoge del testimonio de la chica secuestrada por el hermano durante su apresurada y desorientada fuga. Esta información la consigue a posteriori, cuando ya la huida se ha dado por concluida y, según entendemos, la historia ya ha acabado. La información ofrecida por la chica siempre se ve apostillada por lo que él mismo supone e intuye y cataloga como cierto o incierto desde su punto de vista.

El telón de fondo lo componen los medios de comunicación y la cobertura mediática que se le da al suceso. Una especie de Thelma y Louise literaria, salpicada con una actitud On the road al más puro estilo Kerouac y una narración que pretende ser original e impactante pero quedándose sólo en la pretensión y sin llegar a cristalizar en algo contundente y rotundo. En otras palabras, carece de valor literario por la poca fuerza de la historia y lo manido de la estructura ofrecida.

Loriga, un autor que escoge su propio nombre, que se casa con una "cantautora" de éxito en los 80 y recientemente relanzada gracias a Tu labio superior... Mucha pose, tanto que sólo se queda en eso, y en consecuencia aburre. Un autor que durante mucho tiempo se ha erigido como el fetiche de los raros, los sociópatas y aspirantes a freaks, pero que lamentablemente claudican ante un producto un poco confuso.

Pretendidamente moderno y con la firme intención de perfilarse como el "enfant terrible" de la literatura patria con la insensatez propia de estos autores. ¿Es que no sabe que la fórmula funciona durante un par de años con adeptos que pronto se cansan del fetiche? Ahora no sé muy bien qué hace, pero me da una pereza...
Pd. Confío en poder escribir algo más positivo sobre Héroes... Lo mío son las causas perdidas, ¿o no?.

14 julio 2010

Nazionalismo


Resulta extraño esta ola de "nacionalismo" que asola el país como consecuencia directa de la proeza alcanzada por los jugadores de la Selección Española de Fútbol en el Mundial de Sudáfrica. Hasta hace bien poco el grito de "¡Viva España!" era algo que prudentemente se guardaba en el pasado y cada español se autoamordazaba por el reducto nacionalista-fascistoide que poderosamente evocaba.
Hace tiempo que leí cómo un periodista se cebaba con una ex triunfita que, a raíz de la participación de la otrora Rosa de España en Eurovisión, gritaba algo parecido "¡Arriba España!". Hoy son pocos los que se atreven a discutir esto y volver a arremeter contra todos y cada uno que han repetido hasta la saciedad el título del pasodoble de Manolo Escobar (estrella invitada en la celebración local por el título conseguido).

Es cierto que una nueva generación, completamente ajena a lo que el pasado nos había dejado cual pesado lastre, ha recogido el testigo y, tal como sucede muy a menudo con la lengua, ha dado un nuevo sentido a esa frase que hoy empieza a ser una constante en cada celebración nacional (especialmente en lo relacionado con el deporte).
Ya no se ve tan mal o es, quizás, que ahora el personal se autocensura a la hora de criticar gratuitamente a quien sin ninguna intención política corea esas palabras.

Llama poderosamente la atención que la victoria española coincidiera con la manifestación en bloque en Barcelona contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Desgraciadamente la manifestación pudo ser un éxito, pero desde luego la atención mediática se la llevaron los componentes de la roja y la gente secundó esta propuesta, tal vez ya harta y más que harta de ese lleva y trae que tienen los políticos con la crisis, sus consecuencias, las medidas y todo lo que se cacarea pero que el ciudadano de a pie es incapaz de percibir en su vida cotidiana. Hoy toca debate sobre el estado de la nación, veremos si es capaz de centrar la atención de los españoles o, ya aburridos, prefieren seguir viviendo de la resaca de la celebración de una victoria o de lo apropiado o no del beso de Casillas a su novia.

¡Hay que ver cómo pasa el tiempo y se hacen juegos de palabras un tanto extraños! Nacionalismo o NaZionalismo; "Viva España" que corea La Roja... Como dice un amigo mío, así está Hespaña.