17 julio 2010

Por amor a Neil

Mira que me lo olía cuando me dijeron que ya había sacado el nuevo disco Bang goes the Knighthood, un disco que hace el número diez de su carrera y con el que llega a explotar su vena crooner francés más que nunca, en el que exhibe con más rotundidad su voz pronfunda y viril en un hombre tan pequeño, pero TAN grande a la vez.

Es un cantante que aprendí a apreciar cuando aún no había despertado a una nueva ventana musical, aquella referida a los músicos que proponen ideas sin grandes recursos, propios de las megaestrellas a las que una abrasiva campaña de márketing le diseña su próximo éxico con todo el ánimo de lucro.

Absent friends y su grandilocuencia cedieron a algo mucho más tangible y terrenal como Victory for the comic muse, algo que desbrozó inevitablemente el camino para que ahora nos venga a sorprender con este nuevo álbum que se editó el día 31 de mayo y que cuanto más lo escucho más me gusta: Bang goes the knighthood.

He estado pisteando por internet y todas las reseñas que he leído insisten en comparar estos tres últimos álbumes y hacer un pequeño juego de palabras y referencias a canciones que adquieren sentido en su contexto y no interrelacionándolas azarosamente. Importa destacar las diferencias entre estos discos y, mientras unos ven una línea descendente, ascendente o constante en su trayectoria, yo veo una evolución clara. Una coherencia que abruma y un disco que recurre a lo que él ya domina y con las bazas que mejor juega para dar consistencia a un producto bonito, elaborado y para nada pretencioso (ésta quizás sea su mayor grandeza).

He escuchado el disco decenas de veces, solo y en mi coche. Me ha dado tiempo a aprender a tararear ciertas melodías y repetir versos de algunas canciones... Un disco que gana con el tiempo, que se vuelve ácido e irónico (At the indie disco) que habla del amor con contundencia (Have you ever been in love?) o que te hace visualizar fotograma a fotograma una posible historia (Neapolitan girl, Bang goes the knighthood o Assume the perpendicular).

Neil es grande y simboliza como pocos ese arte de hacer con lo mínimo lo máximo. No importa que no cope portadas, que no sea el favorito de muchos críticos, que no electrifique su música o se vuelva más frívolo... siempre será él, su voz y su "galofilia".

No sólo es esto, además hay un cd extra que nos premia con un concierto en La cité de la musique (2008) en el que hace versiones preciosas de "Amsterdam", "Poupee de Cire" o "Le copains d´abord". Sería maravilloso que te dejaras seducir por su voz y te perdieras sólo por un ratito en lo profundo que mana de su garganta.