28 agosto 2007

90 + 60 + 90 = 240

No es de extrañar que hoy día se oigan y se vean cosas como las que se ven en las aulas de nuestros institutos. Me puse a pensar en ello a raíz del comienzo del reality "supermodelo 2007" que se emite en Cuatro.

Estamos de acuerdo que forma parte de ese filón (bastante agotado a estas alturas) de la telerrealidad televisiva, pero hay ciertas cosas que escandalizan. Para empezar lAs concursantes. Todas ellas son niñas cuyas edades oscilan entre los 16 y los 24 o 25 años. Ni qué decir tiene que se trata de una franja de edad en que la madurez de ellas es tan dispareja en que las aptitudes y habilidades se ven extremadamente desarrolladas en unos casos y en otros están absolutamente mermadas. Por poner un ejemplo: la chica de 16 años se marcó una llorera porque sus padres son altos y ella sólo mide 1.69 y espera llegar a 1.72 para poder ser una "top". En medio de su marasmo mental cree que ha dejado de crecer porque hace deporte. Supongo que en su lógica mental intuye que la energía que quema endureciendo sus músculos no se invierte en crecer a lo alto (a pesar de que evita crecer a lo ancho). De otro lado del ring se sitúa una chica de 24 años (¿no es mayor para ser modelo?) que aparece como un buey por un tejado, con una seguridad (absolutamente ficticia) e infundiento miedo ante la posibilidad de ser agredidas en esa autoestima de cristal.

El programa incitó a que todas ellas votaran a las 4 candidatas que menos merecían estar en el programa. La consecuencia directa era que las 4 más votadas dormirían en el suelo, pues sólohabía 16 camas y 20 candidatas. Ya estoy imaginando a nuestra futura "top model" internacional con hernia de disco o artritis reumática (?). Esta idea por parte del programa muestra las ansias por crear fricciones, cuando no desaforadas peleas, en el seno de esa "academia" y dar más vidilla al programa, que es lo que importa. De este modo, y siempre excusados en el hecho de que la vida de una modelo NO es fácil, se generan contenidos para el programa de la mañana, para Boris y Ana y para "Sé lo que hicísteis" (a estas alturas uno de los pocos programas que merecen la pena para pasar un buen rato).

El jurado era de lo más ecléctico.


Un rancio estilista (él insiste en autodefinirse como clásico) ultrabronceado por rayos UVA y con más dificultades para hablar y vocalizar que la mismísima Ángela Portero. Una Adriana Carembeau que no sabía dónde se había metido, que ponía caritas para fingir que se enteraba de algo (se estaría cagando en la puñetera madre del que hacía la traducción simultánea). Una directora de la "academia", o sea, la Nina de Supermodelo 2007 que se creyó Dita Von Teese por un día, algo que le quedaba grande y se veía de lejos. Decidió dar su primera clase y medir a las chicas vestida con un short tejano recubierto por un tutú negro...Arreglá pero informal. Nada como eso para discutir las mentiras que todas las concursantes habían dicho con respecto a sus medidas. Ni qué decir tiene que ninguna de ellas llegó a la tan cacareada combinación 90-60-90. Una vez desenmascaradas sólo quedaba estamparlas con la realidad o llenarles la cabecita de pajaros (¿adivinas por cuál optó?).
Y entre los miembros del jurado destacaba esa pedazo de Vicky Martín Berrocal -ahora, dicen, que metida a diseñadora- aunque para el público sea harto conocido que su mayor logro fue casarse con un torero y ahora aparecer en revistas y como contertulia en un programa de la misma cadena que emite el reality que nos ocupa.
Me detengo aquí:

Nuestra querida Vicky fue a los mejores colegios (presumiblemente por crecer en el seno de una familia pudiente) pero una educación y un saber estar que brilla por su ausencia. Utiliza un tono de voz excesivamente alto (léase canorra-arrabalera), con una expresión facial que recuerda a Meredith Grey invadida por el bótox y con una propiedad para opinar que deja perplejo al personal. En Channel Nº 4 esta chica aparece como perenne contertulia, pero con una salvedad. Ella opinaba con gran autoridad cuando nuestra querida Penélope sufrió la rotura de la cremallera de su Christian Dior (todos sabemos que con su don de la ubicuidad ella estuvo presente en la prueba del mencionado modelito). No obstane, cierra la boca cuando una invitada de más altos vuelos (Julia Otero) comienza a hablar de temas ligeramente más profundos: paparazzi, comunicación, derechos... Llegaba a cerrar tanto la boca que la cámara no abría un plano general para ofrecer una panorámica de la mesa de tertulia, ni la enfocaba para ver cómo "escuchaba" atentamente algo de lo que probablemente no está entendiendo ni jota. Pues sí, el influjo del arrabal llega para seleccionar a una top de lo más cañí: cani, pero indiscutiblemente IN (que parece ser que una cosa no está reñida con la otra, ¿o sí?).

Menos mal que ahí estaba la mujer que más alto ha llegado dentro de la moda en España: Judit Mascó. La otrora top y hoy eficaz comunicadora sorprendió a todo el mundo con ese etéreo vestido rojo y un sol de chapa dorada que le daba un cierto toque pop al programa homenajeando a Xena, la princesa guerrera vestida de fiesta. La desenvuelta Judit que ha desfilado para todos los diseñadores importantes y ha viajado desde París a Murcia dejó atónito al personal con ese gracejo de madre, modelo, presentadora y seguro que también solvente actriz (faceta aún no explotada).

Lo que uno puede concluir con un día de programa es algo de lo que va a suceder. Malos rollos que por supuesto en toda "escuela de modelos" que se precie son necesarios para que las niñas se endurezcan, abordar el tema de trastornos alimenticios con la seriedad que sólo a ellas caracteriza, deporte a saco para calmar los ánimos...y conocer así lo duro que es ser modelo.

Termino con Ágata Ruiz de la Prada y su célebre frase con respecto a la polémica de la Pasarela Cibeles y el IMC (Índice de Masa Corporal): "Pero bueno, vive de su cuerpo, son sólamente modelos, no estamos hablando de un Premio Nobel. No entiendo por qué tanto revuelo. Lo importante es la ropa que llevan...". Al final hasta va a tener razón.