27 octubre 2007

Divertirse es un ARTE


Durante un agosto muy muy apretado visité una exposición que ahora me apetece resaltar. Era en Cádiz y se centraba en los gurús de lo que en su momento fue la movida madrileña.

A estas alturas parece que todo se ha dicho y que la movida ha sido analizada al derecho y al revés por personajes de toda índole y pelaje. Sin embargo, en este momento en que tanto se debate sobre los jóvenes de hoy, las leyes de Memoria Histórica y la Educación para la Ciudadanía (en mi época llamado Ética y Cívica) merece la pena recordar lo que en aquel momento copó portadas, marcó tendencias y ayudó a salir y romper con un pasado marcado por la represión.

La primera parte tomaba como columna vertebral las fotos que PPM hizo a todos los personajes dedicados al mundo del arte y espcialmente de la noche. La Diputación de Cádiz decidió acoger e impulsar la retrospectiva sobre Pablo Pérez-Mínguez bajo el título "Mi vida fotográfica (1967-2007)."
La obra de Pérez-Mínguez en palabras de Txomin Salazar se caracteriza porque "en sus fotografías, como fantástico retratista, supo captar el espíritu de sus protagonistas plasmando, en una imagen tras otra, nuestra constante metamorfosis, convirtiendonos a todos en fotoporos, héroes, dioses o reinas."

Divertirse era un arte, la frivolidad algo que la gente más estilosa desarrolló hasta sus últimas consecuencias, el sexo y la liberación como una vía de autoconocimiento, la fama algo intangible pero perpetuamente ansiado, el poder, las drogas por doquier, escapismo, urbanidad, orígenes pueblerinos, nuevas estrellas, ídolos caídos...

Todas esas noches estuvieron marcadas por pintores, diseñadores, músicos, estilistas, cineastas, modelos, vividores, aristócratas...Así es como podemos contemplar fotos de la juventud de Miguel Ángel Arenas (Capi), Bernardo Bonezzi, Pedro Almodóvar, Bibiana Fernández, Ágata Ruíz de la Prada, Carlos Berlanga, Rossi de Palma, Carlos Lozano, Alaska, Alfonso de Borbón...y un larguísimo etcétera que nos llevaría mucho tiempo enumerar y analizar. Los modernos del momento que hoy se han convertido en gente respetable y profesionales de referencia en su ámbito laboral. Evidentemente, no todos. La mayoría se quedó en el camino, pero valió la pena.


A estas alturas -esta frase no es mía, pero soy de la misma opinión- la Movida (a pesar de que siempre parece contada por los mismos- supuso el último movimiento artístico y cultural que ha vivido este país. A partir de ahí llegaron los áridos años 90, que pasaron sin pena ni gloria entre la ruta del bakalao, las niñas de Alcaser y las Mama Chicho. Pronto estará de moda la época "nineties", pero por ahora supone un páramo de idas y venidas sin mucha sustancia (quién sabe si fue necesario o no).