08 noviembre 2006

Tresestrellas


He oído mucho acerca de tresestrellas y el rock de cámara y el folk y el pop…todas las etiquetas que ayudan un poco a entender de qué palo va el grupo. La primera sorpresa me la llevé con una canción hace un par de años que se llamaba “El bosque”. Luego llegó una versión de Leonard Cohen (“lover, lover, lover”) que dejaba ver un punto en este universo de incandescencias musicales. Ahora editan un ep con 5 canciones que constituyen un punto de inflexión para el grupo haciendo gala de esa facilidad para crear una atmósfera musical. La música de estas canciones que presentan está plagada de detalles que contribuyen siempre a una nueva invitación a ser escuchada, y si me apura, a ser explorada. Por otro lado, la voz de la señorita Valle marca perfectamente la densidad de la canción, subiendo y bajando, susurrando, balbuceando, recitando, entonando… hilando fino palabra tras palabra hasta componer la frase.

El resultado final es algo genuino y personal, que resulta familiar, pero que marca la diferencia. En mi opinión esto sucede porque la voz y la música de cada canción empasta definitivamente bien con la temática de la canción. Es esa una de las razones por las que resulta tan pegajoso el resultado. Como diría Virginia Wolf, una de las cosas más importantes en la novela (como en la música) es el ritmo, todo se basa en eso. El de tresestrellas es como una marea que de modo sigiloso e imprevisto te atrae y te arrastra hacia esa verdad en claroscuro que dibujan. Es lo bonito de ellos, generan un momento envolvente en el que lo más fácil es evadirse hacia donde uno quiere. Aparte de esa melancolía urgente que destilan, no creo que la música pueda ser más generosa en libertad que la que practica este trío.

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