12 julio 2009

NADIE LO HA VISTO


En esta invasión de literatura sueca, por obra y gracia del triunfo del difunto Steig Larsson, si echamos un vistazo en cualquier librería, vemos que las nuevas sensaciones (especialmente en policíaca y terror) estás copadas por nombres suecos.

Me alegra profundamente y además soy víctima consciente y confesa de esta tentación comercial. No sé cuándo dejará de darse este fenómeno de traducir autores escandinavos, pero ya empezábamos a hartarnos de que sólo tuvieramos acceso a Jostein Gaarder o Henning Mankell. Ahora es el tiempo de los suecos y seguro que lo van a rentabilizar que para ello tienen el premio más importante del mundo en literatura (y el de mayor repercusión a nivel mundial).

Mi primera referencia sueca es: Nadie lo ha visto (MAEVA) de Mari Jungstedt, una novela en la que el inspector Anders Knutas se enfrenta a un asesinato en la idílica isla sueca de Gotland.

El primer ataque se sitúa al inicio de junio, cuando la temporada turística de la isla empieza a despegar (uno de los motores económicos de esta isla). Las conjeturas son múltiples, tanto en el seno de la policía como en los medios de comunicación de todo el país, y no se hacen esperar: ¿se trata de un asesino en serie?. Contrarreloj, el inspector y todo su equipo, han de ponerse a trabajar sin tregua y dar respuesta a ese enigma que es el ataque contra una mujer (Helena) y todo lo que se sucede.

Jungstedt teje una trama solvente y con un ritmo trepidante en el que se mezcla la emoción y el morbo por saber quién protagoniza estos ataques a mujeres y por qué.
Paralelamente, entre interrogatorio e interrogatorio, el pasado de cada uno de los personajes parece salir a la superficie como una evidencia de que cualquiera puede ser el culpable y ese dedo acusador de la duda apunta directamente a toda persona del entorno de cada una de las víctimas.

La autora sueca genera una terrible duda en el lector, lo confunde hasta tal punto que parece lógico que cualquier personaje pueda ser el asesino, a la misma vez que desechamos todas nuestras conjeturas que se ven tumbadas por el buen hacer de una inteligente progresión de los acontecimientos y un tempo narrativo perfectamente calculada.

Absolutamente recomendable, sobre todo para comprender que hay muchas razones para cometer barbaridades, meterte la piel de un policía o un asesino y por qué alguien perpetra semejantes actos. Somos lobos, un instinto animal se despierta en el ser humano para con sus iguales. Pérdidas de la noción de la realidad, el bien y traumas varios son los que componen este crisol que encienden un instinto salvaje.