30 enero 2008

Reclamando mis derechos


Hace meses que se publicó este libro y, desde entonces, me he cansado de verlo en todos los escaparates de las librerías por las que me he propuesto entrar. Esta novela supone la última incursión en la ficción de Espido Freire y con el que ha cosechado un buen puñado de elogios. La salida del libro vino acompañada del XXXIX Premio de Novela Ateneo de Sevilla, algo que ha hecho que el libro alcance una buena difusión.

El libro plantea una historia que no se asemeja especialmente a lo que la autora nos tiene acostumbrados. Es una obra de corte más histórico y menos fantástica. Tiene una localización exacta en el tiempo (meses antes del estallido de la 1ª Guerra Mundial) y en el espacio (Tenerife). Es allí donde un grupo de familias extranjeras (de origen inglés particularmente) desarrollan una existencia en la que tienen un vínculo económico y en su modo de vida con la metrópoli (Gran Bretaña) que se mezcla con lo local (más insular, más español).

La 1ª Guerra Mundial no afectó especialmente a nuestro país, pero sí a las familias de extranjeros que tomaron parte en el conflicto y vieron cómo sus vidas se alteraron. Una sociedad regida por leyes de matrimonios perfectamente diseñados, urdidos al calor de las reuniones puertas adentro…Hilos que se van tejiendo por los mayores, que dirigen con gran precisión el desarrollo de la vida de sus vástagos.

En esta época las convenciones sociales marcaban unas edades para casarse y los compromisos suponían un rígido imperativo social, unas pautas de comportamiento, una manera de ser y estar.

En esa marea de relaciones, conspiraciones, sociedades maledicentes (y muy femeninas) aflora Soria Moria. La propia autora lo definía como un mundo irreal, mágico, alejado…que se sitúa al Oeste de la Luna, al Este del Sol. Un valle por el que la muerte pasó de largo y que sólo impone una ley: “No hablar de él. No revelar su existencia a los ajenos a ese mundo creado. Esa revelación supondría la traición, el desmantelamiento de ese universo”.

Es una obra de tono histórico, pero con un bellísimo islote en el que se asoma ese lugar que todos tenemos, que a todos nos pertenece…Nuestro mundo, nuestro retiro, nuestra Soria Moria particular.

Es muy cierto que la novela hace equilibrios entre lo real y lo imaginario, al igual que cuando la leemos podemos optar entre considerarla una obra sin sal y una gran obra que toma cuerpo a medida que empieza a ser leía y comprendida por los lectores. En definitiva cobra sentido en el momento en el que Soria Moria habita en ti (o la habitas tú). Quien sabe.

Un momento estelar es cuando Scott, uno de los protagonistas reclama su derecho a volver a Soria Moria, a los estatutos creados, a su mundo que –viendo lo que ocurre en el exterior, que sería la vida adulta- es al que desea volver.