16 octubre 2010

Es tu mirada...

Caminando por el nacimiento del Huéznar nos encontramos con un redil de ovejas y un perro guardián. Este perro que parecía que por su tamaño nos iba a comer si intentábamos acercarnos más de lo debido al cercado, resultó tener la cara que aquí os muestro:


Con esos ojos TODOS nos atrevimos a tocarlo para que se le alegrara la mirada, a que ladrara para que lo siguiésemos tocando, revelando que un mastín (todavía muy joven) es una raza enorme pero más nobles y buenos que cualquier chucho malcriado.
Estaba un poco delgado y nos seguía allá donde íbamos. Nos seguía con la mirada, con el olfato, mirando todo y esperando que regresáramos para tocarlo de nuevo. Al volver sobre nuestros pasos e irnos de aquel sitio, no me atreví a mirar atrás...
...y allí se quedó, tras la alambrada, con sus ovejas y tratando de infundir a posibles "ladrones de ovejas" un miedo que desde luego él no daba.

Esto me llevó a pensar en otro acontecimiento reciente. En mi calle tenemos varios gatos callejeros que están tan sobrealimentados que cualquier día explotan de tanto comer. Todos los vecinos de la calle les echamos comida y de vez en cuando alguno se deja tocar. Hay uno de color canela, una gatita multicolores y dos gatos blancos enormes, con un pelaje tan claro y unos ojos de un azul tan inmenso que te hipnotizan.
Una vecina que pasa una semana de año en año en la calle se quejaba de que había muchos gatos en la calle y la responsabilidad era de los vecinos que les echábamos comida. Una vecina le dijo que no hacían ningún daño y que seguiría dándoles comida.
A la mañana siguiente tres de los cinco gatos estaban en mitad de la calle muertos, uno de ellos moribundo al que mi vecina trataba de reanimar con un remedio casero (darles aceite para neutralizar el veneno). No fue posible y los gatos que teníamos en mi calle ya no están. Tampoco la vecina que, como dije, sólo va de año en año a esa casa que siempre está cerrada a cal y canto.

En otras palabras, no deja de sobrecogerme TANTA CRUELDAD...