19 octubre 2010

Otros lo llaman ÓSMOSIS


Chang y Eng es el nuevo título que presentaron Xoel López y Félix Arias más de un lustro después de aquel celebrado Las cosas que nadie debe ver. En aquel momento me pareció una conjunción un tanto naïve por parte de ambos cantantes, un disco plagado de sensaciones y aromas pop sin ningún tipo de pretensión y que sólo buscaban recrearse en un experimento que no dejaba indiferente a aquel que lo escuchaba con la actitud adecuada: sin prejuicios y sin expectativas. Ahora han publicado su tercer disco como tándem y el resultado revela una mayor coherencia en las letras y un acierto indudable: optar por contar historias.

El álbum se abre con "Parando el tráfico", una canción que abre el disco de forma sencilla pero rotunda: "Contra la gravedad todos somos gotas contra el suelo". Hay cosas sencillamente inevitables.

[Aquí os dejo Parando el tráfico y Tan sólo es la vida, ambas maravillosas].



"El tercer día de abril": "El tercer día de abril me enseñó una vieja amiga que todo el mundo libra una guerra en esta vida", versos con los que sentencian la composición y llegan al oyente como final y conclusión de la historia que nos cuenta, algo así como que cuando no estamos atentos a los problemas de los demás es a veces por egoísmo u otras porque ya estamos ocupados resolviendo nuestros propios dilemas.

Del disco destacaría especialmente "Rosa", la historia de la mujer que canta en un piano-bar todas las noches jugando a ser Édith Piaf. Es conmovedora, aunque ya haya habido muchos cantantes y grupos que han recurrido a esta metáfora de sueños frustrados con una historia de artista-fracasado-hundiéndose-en-alcohol-y-miseria.

Me encanta la "Balada del hombre desesperado y la novia en el río", casi unas Bodas de sangre pero con un toque de distinción y mayor estoicismo en el sufrimiento, a lo Virginia Woolf. Digo esto porque no es una tragedia rural con onda expansiva, sino más bien retrata cómo uno es víctima de sus propias decisiones y éstas acaban por volverse contra ti sin comerlo ni beberlo.

La canción que sirve de título al disco y quizás la más elocuente sea "Chang y Eng (La increíble historia de los hermanos de Siam)". Lovely Luna recurre a esta historia para hacer alusión a los dos primeros "siameses" conocidos, Chang y Eng Bunker, descubiertos por el norteamericano mister Coffin en el reino de Siam y llevados a Estados Unidos para ser exhibidos como monstruos en el famoso circo Barnum.

Chang y Eng estaban unidos por una única masa muscular que los tenía estrechamente unidos por los flancos. Eran hijos de campesinos chinos que habían emigrado a Siam, actualmente Tailandia. Vinieron al mundo en 1811.

Al señor Coffin le interesó el negocio que representaban los mellizos de Siam para el mundo del espectáculo de entonces, pero sin saberlo también les salvó la vida, porque Eng y Chang hubieran sido sacrificados debido a su singular malformación.

Ricos y famosos, los hermanos se establecieron en una chacra cerca de Washington, donde tuvieron mujeres e hijos. Pero la guerra civil los arruinó y debieron regresar al circo Barnum, que montó un espectáculo en Inglaterra asegurando que "es mejor verlos ahora porque un cirujano los va a separar". Pero el 11 de enero de 1874 Chang sufrió una hemorragia cerebral y Eng lo sobrevivió, pero sólo unas pocas horas.

La portada del cedé es una acuarela en la que dos hombres caminan muy juntos en medio de un arrozal (¿?) y en sus fotos interiores ambos integrantes van metidos en la misma chaqueta, unidos por el costado, como los genemos de Siam. A mi entender, muy atrevido también, simboliza una unión que tras mucho tiempo ha pasado a hacerse más evidente y sólida, llegando a formar un todo concordante.
Lovely Luna hna metido esta historia que hace de columna vertebral y metáfora al mismo tiempo, como si el tiempo hubiera generado la ósmosis perfecta entre dos formas de hacer música que han cristalizado en una sola: este álbum.