19 junio 2007

A vista de pájaro

Bueno, más vale tarde que nunca...Ésta es la respuesta al MEME (que no sé muy bien lo que es) al que me instó El Antifaz.

Se trataba de seleccionar un paisaje que nos hubiera marcado de alguna manera, algo que para mí es un aprieto, porque no es que tenga una trayectoria vital importante. Conozco bien mi ciudad y la gente con la que me muevo, pero viajar lo que se dice viajar, he viajado muy poco...No porque no quiera, sino porque dadas las circunstancias no puedo.

Si hay un paisaje al que puedo recurrir porque se quedó en mi mente por razones muy personales es Ronda y ese enorme desfiladero (El Tajo de Ronda) que antaño dividió la ciudad en dos. Necesitaron muchos años para encontrar la manera de conectar ambos "peñones" y hacer vida como una ciudad, con objeto de que todo estuviera articulado y conectado.
Tras sucesivos intentos fallidos, se erigió una obra monumental: un puente que duró mucho tiempo, de grosor suficiente como para construir pequeñas celdas que andando el tiempo harían de prisión para bandoleros y rufianes de toda índole y pelaje. Además se trazó un recobeco en vertical que hacía posible un descenso hasta las aguas del río que se aloja entre ambas moles de piedra.

El puente unió la ciudad finalmente y ambas partes de Ronda comenzaron a ser una sola, completándose mutuamente con esa otra mitad que a ambas partes les faltaba.

Después de una temporada en la que todo se nubló, se torció por completo y parecía que la carga con la que este aviador tendría que lidiar era insostenible, aterricé en esta ciudad por obra y gracia de Mambo.

Son recuerdos muy vivos, de ese café, de esos paseos y de asomarme una y otra vez al precipicio desde el que se divisa a lo lejos tierra y montañas. Fue sensacional ver desde esa altura casi celestial unos campos primorosamente labrados, en los que los surcos no eran meros arriates por donde canalizar el agua, sino unas cenefas arabescas diseñadas con esmero. Todo para mostrar al visitante el hecho de que el utilitarismo no se riñe con la estética, que los enclaves naturales ceden amablemente paso a sofisticados guiños que hacen que las cosas se vean mejor (gracias a los detalles).

Es un sitio que recuerdo y al que algún día he de volver.

Tiempo más tarde, en una visita a mis padres, me puse a revolver entre fotos antiguas. Como el que no quiere la cosa vi a una serie de militares haciendo maniobras entre cuerdas. Estas cuerdas unían las dos "peñas" rondeñas mientras tíos como trinquetes hacían enquilibrios dentro del programa de actividades de su servicio militar (a esta nuestra España). Reparé en lo complicado de hacer esa maniobra y posar hábilmente para la instantánea...Uno de ellos era mi padre que, todo hay que decirlo, en sus años mozos era bastante resultón.

Más que el MEME o el paisaje ésto es una manera de compartir partes de mí. A veces vuelo tan bajo que se me puede ver (pero todo es rápido) por eso casi no se entiende nada de lo que escribo...y eso me gusta...

Besos desde esta atalaya rondeña...jejeje...