05 febrero 2007

La obligación de ELEGIR: ¿la levedad o el peso?

"Einmal ist keinmal": Lo que solo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre solo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto. Si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a la eternidad como jesucristo a la cruz. La imagen es terrible. En el mundo del eterno retorno descansa sobre cada gesto el peso de una insoportable responsabilidad. Ese es el motivo por el cual Nietzsche llamó a la idea del eterno retorno la carga más pesada (das schwerste Gewicht). Pero si el eterno retorno es la carga más pesada, entonces nuestras vidas pueden aparecer, sobre ese telón de fondo, en toda su maravillosa levedad."


Hace algunos días que terminé de leer una de las obras más señaladas de Milán Kundera: La insoportable levedad del ser. Confieso que empezaba mi lectura con alguna reticencia. Hace algunos años una amiga y yo, fans de las tribulaciones de Maqroll el Gaviero y de nuestro idolatrado Italo Calvino, dimos a parar en una conversación con Kundera. Ella estaba en ese momento leyendo La broma, de modo que mi primer acercamiento a Kundera tiene una responsable.
La broma, como bien reza el título, fue una broma bastante pesada para mí. No entendí por qué nunca me apetecía acercarme a ese lenguaje de posguerra, esa forma de narrar tan ténue, dando poca cancha a la acción, centrado siempre en personajes asfixiantes por una situación absolutamente ajena a ellos. La cuestión es que el libro me llevó como 3 o 4 meses leerlo. La pereza y cierta fobia a retomar la historia de ese libro contribuyeron a que hubiera en la lectura intermitencias de semanas y, como consecuencia, que hoy lo recuerde como una obra dudosamente recomendable.


Sin embargo La insoportable levedad del ser me ha parecido sencillamente deliciosa. Empieza coqueteando con filosofía (Nietzsche y Parménides) que ayudan a encauzar la historia y sus motivos. De este modo corren paralelamente la teoría filosófica y la historia que cuenta. Podemos acercarnos a la filosofía con las criaturas de Kundera como ejemplo. Lo que ha provocado una admiración por el autor ha sido esa manera de hacer que los sentimientos que habitualmente estereotipamos como negativos (infidelidad, traición, compromiso, celos, etc...) se hayan visto no sólo justificados o entendidos en la historia, sino despojados de ese matíz negativo.


El desarrollo de acontecimientos recurre a una serie de "casualidades" por las que comienzan a provocarse encuentros entre personajes. Así, tanto las casualidades como los deseos de los protagonistas de la historia conspiran para vertebrar esta historia. La información nos llega a través de la voz narrativa, no otorgada a ningún personaje, sino que su omnipresencia guía el sentido -más o menos recto- en el que se va a interpretar la historia. Kundera traza un laberinto emocional entre personas que se rigen por sentimientos muy dispares, en ocasiones antagónicos. Mientras Sabina se rige por códigos adscritos a la traición, Teresa sucumbe ante la fidelidad y sus decretos. Así, Tomás hace equilibrios entre lo que desea y lo que le importa, mientras Franz intenta que alguna vez sus teorías casen con su realidad. Tejer esta maraña de personalidades y cruzarlas hasta tener sentido debió ser tarea ardua para el autor, pero el resultado es admirable.
La novela, publicada en 1984, se ambienta en 1968. Kundera, alejado de la República Checa en su exilio parisino, nos hace desfilar por momentos de ocupación rusa, de regímenes comunistas, de segundas oportunidades, de coacciones y torturas, de principios, de resistencia, de derechos, de motivos...El autor no abusa en la trama de contenidos políticos, salvo al llegar al último tercio de la novela, en que dicha temática adquiere más peso y su visión crítica resulta mucho más mordaz.

La levedad y el peso.

"La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. Pero en la poesía amatoria de todas las épocas la mujer desea cargar con el peso del cuerpo del hombre. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes"