17 julio 2008

El grito más terrorífico siempre es el último

Llevo días leyendo en internet y en mi adorado www.imdb.com que es posible que se esté tramando una 4ª entrega de la saga Scream. Hay muchas sagas que he seguido y me han encantado, pero esta es la primera en mi lista de favoritas. Recuerdo que cuando ví la primera peli de la (hasta ahora) trilogía, a mi tía por poco le da un soponcio de una película tan mala. Hubo mucha gente de la misma opinión. Obviamente malinterpretaron la intención del film y sus consecuencias fueron (un éxito clamoroso, afortunadamente) las que fueron. Un terror "light" sobre el que pivota toda la elegancia del creador (con unas fórmulas mágicas ya vistas y trilladas) que aportan toda la autenticidad que sólo da el grito adolescente.

La oleada de crímenes de Woodsboro se desencadenó allá por el año 96. La apertura corrió a cargo de una recuperada para el cine Drew Barrimore, alguien por quien muchos fueron a ver la peli, pero que en 10 minutos fue apuñalada por uno de los primeros villanos y desplazada del protagonismo del film por el resto de integrantes de la cinta. Eso no quita que sus gritos en ese implacable comienzo sean gloriosos. Muy "teen", ajustada al devaneo del personaje y su corto recorrido. Un arranque que dejaba abierta la posibilidad para un gran éxito...



La segunda parte continuaba con un nuevo brote de crímenes. Volvíamos a turbar la vida de Sidney Prescott y salía a la luz algo de su pasado (más concretamente del de su madre). Al revelar parte del pasado de la madre se deja ver ese Hollywood escabroso y en el que llegan multitud de jovencitas con sus cabecitas llenas de pájaros. Ganas de ser actrices, modelos...con un talento que ha de verse impulsado previo paso por la cama de productores, directores, guionistas... Así de dejaba patente una realidad un tanto asquerosa, pero asumida con todas las consecuencias. Moraleja: la madre de Sidney fracasó por su inocencia y por adentrarse en una mala senda (no todas tuvieron tan mala fortuna). Los crímenes parecían resolverse, hasta que se le da una nueva vuelta de tuerca a la trama con la tercera entrega de la trilogía. En ella Sid vive alejada del mundanal ruido, tratando de olvidar el pasado, hasta que con el estreno de "Puñalada 3" -basado en los acontecimientos de Woodboro- el pasado vuelve a visitarla.
A estas alturas actores como David Arquette, Courtney Cox, Jada Pinckett, Tori Spelling, Patrick Dempsey, Liev Schreiber, Sarah Michelle Gellar, Parker Posey, Rose McGowan, etc...y muchos más han desfilado por esta trilogía. Además, lanzó al estrellato a su protagonista (Neve Campbell) y dio lugar a sucedáneos como "Sé lo que hicísteis el último verano" (y su segunda parte)


Parece ser que para esta cuarta parte ya se están moviendo los hilos y que The Weinstein Co. se ha comprometido a impulsar el lucrativo proyecto y han instado al creador, Wes Craven, para que se haga cargo del proyecto. Éste manifiesta que todo dependerá del guión que se escriba y su visto bueno vendrá dado sólo si la coherencia de la trama se mantiene a la altura de las demás.

- Primer escollo: la mejora de las películas ha sido progresiva. Buena la primera, mejor la segunda, mucho mejor la tercera. ¿Llegarán a lo impecable con la cuarta?
- Segundo escollo que hace dudar de lo último que he mencionado: Sidney Prescott (protagonista de todas las cintas y a la que da vida la actriz Neve Campbell) desaparecería de la trama por la negativa de la actriz a participar en esta nueva continuación. Ante este imprevisto se baraja una posibilidad, y es que Neve realice un cameo y la acción no se centre en su personaje...Aquí dejé de leer. Si eso no sucede, ¿para qué realizar la continuación? Se abriría una nueva senda para seguir explotando esta saga (y caería en lo hilarante y desvergonzado). Los productores verían la manera de explotar un nuevo producto, desgajado de su origen y, de manera irremediabla, desvirtuarían los primeros propósitos movidos por el dinero. Esto es Hollywood, ¿no?

P:D.: Estoy que lampo por ver la 4ª parte, pero sin Sydney prefiero quedarme como estoy. Al final caeré, como con Indiana.